El tamaño de la fruta, además de características como el color, la firmeza y el sabor, es crucial a nivel económico. Aunque el tamaño potencial está determinado genéticamente, el tamaño final de la fruta resulta de la interacción entre factores genéticos y ambientales. A menudo se observan diferencias de tamaño entre frutos de diferentes cultivares o incluso en un mismo árbol bajo las mismas condiciones, lo que sugiere la presencia de características intrínsecas en cada fruto.
Estudios han demostrado que las variaciones en el tamaño de los frutos se deben a diferencias en el número de células y/o su tamaño. El número total de células se establece en los primeros días después de la floración, y el aumento de tamaño posterior se debe principalmente al agrandamiento de las células. Existen distintas estrategias que pueden aplicarse durante el cultivo que permiten modificar estas etapas, con el objetivo final de mejorar la productividad.
En el trabajo realizado por el INIBIBB se determinó cómo se vieron afectados el volumen celular y el número de células en frutos provenientes de perales y manzanos sometidos a distintos tratamientos, los cuales fueron definidos por el productor.